Hoy en casa estamos emocionados porque.... ¡esta noche vienen los Reyes! Habéis sido buenos? Seguro que sí...
Hoy os traigo una receta que ya publiqué hace tiempo, un tradicional Roscón de Reyes, pero con la práctica ha ido evolucionando, aunque la receta es la misma, la práctica se nota, ¡y mucho! Así que si la primera o la segunda vez que hacéis un roscón no os queda con el aspecto deseado no os preocupéis, seguro que está de rechupete. Yo os doy unos cuantos consejillos que he ido acumulando a lo largo de los años:
- Pesad muy bien los ingredientes, seguid los pasos, la repostería es exacta. Si nos pasamos de harina, nos quedará una masa muy seca, si nos quedamos cortos, muy pegajosa y poco manejable...
- Usad ingredientes de calidad. Por ejemplo, yo el agua de azahar siempre de la marca Vahiné, me dio una vez por probar de marca blanca de Mercadona a lo largo del año y ni punto comparación.
- Las frutas glaseadas comparadlas al principio de la Navidad. Es fácil que si lo dejáis para la víspera (al igual que la levadura fresca y el agua de azahar) os toque hacer una peregrinación por los supermercados (lo digo por experiencia propia...)
- Para hacer el agujero del rosco y que os quede bien redondito y no se deforme durante el levado, colocad en medio un ramequín engrasado (o cualquier molde redondo, aro de emplatar... que pueda meterse al horno). Cuando se enfríe el roscón, le pasamos un cuchillo alrededor y lo quitamos.
- Para darle forma al agujero y que nos quede un rosco bien gordito, yo hago una bola con la masa y con los dedos abro un agujero en medio, coloco el ramequín en el agujero y listo.
- El levado siempre en un sitio sin corrientes, podéis dejar la masa principal algo más, yo este año por ejemplo la he dejado 7 horas, y el segundo levado unas 2 horas y media, no va a pasar nada con la masa.
- El horneado muy importante: sin ventilador, siguiendo las indicaciones de la receta.
- Si le vais a rellenar de nata, siempre que tenga mínimo un 35% de materia grasa, ya veréis que bien monta y que consistente queda.
- El proceso es largo, pero el resultado merece la pena. Cuanto más recién hecho esté, mejor. Yo empiezo el día 4 sobre las 12 de la noche a hacer la primera masa, a las 7 les doy forma y sobre las 10 empiezo a hornear para repartir por la tarde y poder disfrutar de la cabalgata. Si lo queréis más recién hecho, podéis empezar el mismo día 5 por la mañana a eso de las 8, y para las 6 de la tarde podéis tenerle finalizado.
- Yo les relleno a gusto del consumidor: de nata, de crema pastelera (tenéis la receta aquí, lo único que no tenéis que añadirle respecto a esta receta que os enlazo es el praliné de avellanas) o sin relleno.
- Y por último, la presentación para mí es muy importante, aunque se lo regalo a familia y amigos de confianza, siempre digo que la comida entra por los ojos. Yo compro las cajas, las coronas y las habas en "Megasilvita", funcionan genial y en 24-48 horas lo tienes en casa.
Después de estos consejillos, os dejo con mi "miniproducción" de este año.
¡Felices Reyes!
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