Hoy os traigo una receta muy sencilla de preparar, que apenas nos lleva tiempo de preparación y que hará que os chupéis los dedos y que dejéis los huesos de las costillas limpios, limpios.
Tienen un sabor diferente y delicioso, son suaves y jugosas, y ese toque dulce que le da la miel las hace especiales (para nada empalagosas), ideales para una cena en pareja o con amigos, os aseguro que vuestros invitados saldrán encantados.
La receta es la siguiente:
Ingredientes (2 personas):
- 1 costillar de cerdo pequeño (a mi me salieron unas 10 costillas).
- 3 cucharadas de miel
- 2 cucharadas de salsa de soja
- 2 cucharadas de aceite de oliva virgen
- 2 patatas medianas
- Media cebolla
- Sal
- Pimienta blanca y negra
Preparación:
- Precalentamos el horno a 180º, con calor arriba y abajo. Picamos la cebolla en juliana y la repartimos sobre la base de la fuente que vayamos a hornear nuestras costillas.
- Pelamos, lavamos y cortamos las patatas a la panadera (en rodajas) y las colocamos estiradas sobre la cama de cebolla.
- En un vaso echamos las tres cucharadas de miel y lo calentamos 10-20 segundos en el microondas para que nos sea más fácil mezclarlo con los demás ingredientes de nuestra salsa. Una vez tengamos la miel templada, vertemos las 2 cucharadas de salsa de soja y el aceite de oliva. Reservamos.
- Troceamos y salpimentamos las costillas.
- Colocamos las costillas sobre las patatas. Revolvemos la mezcla de miel, salsa de soja y aceite y pincelamos las costillas, untándolas con bien de salsa. Reservamos un tercio de nuestra mezcla. Llevamos al horno durante 45 minutos.
- Cuando haya pasado el tiempo, damos la vuelta a las costillas y pincelamos con la mezcla que habíamos reservado. Horneamos 15 minutos más. Pasado ese tiempo... ¡Ya estamos listos para chuparnos los deditos!
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