Hola a tod@s!!
¡Feliz Día Internacional de la Croqueta!
Pero, ¿qué dices? ¿Día Internacional de la Croqueta? Pues sí, lo que leéis, esta deliciosa tapa ya tiene su día marcado en rojo en el calendario, y no es otro que el 16 de Enero; y es la excusa perfecta para publicar estas deliciosas croquetas que tengo archivadas hace un tiempo: con una textura perfecta, cremosa, deliciosas y bien crujientes por fuera como toda buena croqueta que se precie.
Muchos atribuyen su origen a un diminutivo derivado de la onomatopeya "cros" o de "croquer" (crujir). Y de ahí, croquette. Pasó a la lengua de Cervantes como croqueta, al holandés como kroket o krokett, en húngaro, invluso este invento de los franceses ha sido capaz de llegar al universo japonés donde la denominan korokke.
¿Conocéis a alguien que no le gusten? Yo la verdad es que creo que no. Es un entrante súper agradecido, puedes utilizarlo para comer, para cenar, como tapa o entrante, frío o caliente, puedes hacerlas casi de cualquier cosa o aprovechar sobras para hacerlas, congelarlas y freírlas en un momento... ¡son el plato perfecto! Eso sí, como las croquetas de mamá o de la abuela no las hay (aunque estas que os propongo andan al mismo nivel), en concreto, las de mi madre son las mejores croquetas de carne que he probado nunca (bien cremositas, con la carne del caldo en invierno)... ¡están de vicio!
Vamos a los Fogones. ¿no?
Ingredientes (para unas 20 croquetas de tamaño mediano):
- 15 gr. de mantequilla sin sal
- 3 cucharadas soperas de harina
- 400 ml. de leche
- 90 gr. de jamón serrano en taquitos
- 75 gr. de queso azul
- Sal
- Una pizca de nuez moscada
- Un pizca de pimienta blanca
- Pan rallado
- Un huevo
- Aceite de Oliva Virgen
Elaboración:
- En primer lugar, tendremos preparado el jamón serrano y el queso azul cortado en taquitos.
- En una cazuela pequeña, deshacemos la mantequilla a fuego medio (yo al 5 de 9 durante todo el proceso)
- Agregamos la harina, mezclamos y esperamos a que se tueste, removiendo cada poco tiempo porque si no se nos puede quemar o pegar.
- Añadimos unos 100 ml. de leche y disolvemos la harina con ayuda de una varilla.
- Cuando esté disuelta, añadimos la sal, la nuez moscada y la pimienta blanca. Mezclamos bien.
- Sin dejar de remover, vamos añadiendo la leche templada poco a poco, hasta utilizarla toda (si necesitamos más leche, podemos utilizarla). Removemos con la varilla sin parar hasta llegar a ebullición y obtener una bechamel densa pero cremosa (para los que nunca hayáis hecho croquetas, no hace falta que cuaje del todo, ya que al enfriarse se cuaja y se vuelve más manejable).
- Cuando tengamos la bechamel lista, agregamos el jamón y el queso y, sin apartar del fuego, integramos y mezclamos durante unos 2 minutos.
- Vertemos la mezcla en una fuente de cristal, dejamos enfriar a temperatura ambiente y cuando esté bien fría, tapamos con flim transparente y reservamos en la nevera unas 12 horas (si está un poco más no pasa nada, pero yo os recomiendo no dejarlo menos de ese tiempo, porque si no empanarlas os va a resultar complicado)
- Preparamos dos boles: uno con pan rallado y otro con un huevo batido. En primer lugar, cogemos una porción de masa con un tenedor y lo rebozamos en pan rallado, para que podamos darle la forma sin que se nos peque en las manos.
- En segundo lugar, pasamos nuestra croqueta por el huevo batido.
- Volvemos al pan rallado y "rebozamos" bien.
- Repetimos el proceso hasta acabar con toda la masa.
- Freímos en aceite de oliva virgen abundante.
- Escurrimos en papel de cocina absorbente el exceso de aceite.
- ¡Listas para comer! Y cuidado, hay que dejarlas enfriar un poco, que si no...¡nos quemamos la lengua!
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